Diego Lorenzini: “La música es por lo que vale la pena morir”
Octubre 1, 2019
Diego Lorenzini es uno de esos artistas que dice haber encontrado la música de forma circunstancial, que desconocía lo mucho que le gusta hacer canciones y que afortunadamente para él, gracias a una serie de acotamientos, fue reemplazando algunas de sus inquietudes creativas para finalmente convertirse en el músico que conocemos hoy.
Pero ese descubrimiento no solo fue afortunado para él, ya lo decía uno de sus seguidores comentando una de sus numerosas canciones en internet: “Hace tiempo no me encontraba con algo así. Estoy sollozando con tranquilidad. Qué lindo, muchas gracias”.
Reacciones como esas son las genera el músico y dibujante talquino entre sus fanáticos al abordar letras íntimas, historias cotidianas y sentimientos tan amplios como amor u odio en sus composiciones a lo largo de su carrera.
Son más de 10 años de trayectoria donde la identificación del público con su trabajo ha construido una relación de cercanía y complicidad que se demuestra, entre otros muchos aspectos, con el lleno total que lo espera en Matucana 100 cuando esté presentando su nuevo material De algo hay que morir, el próximo 25 de octubre.
De algo hay que morir, es el tercer larga duración del cantautor tras un considerable intervalo desde la publicación del celebrado Pino en 2016, disco que él mismo considera decisivo en términos de experiencia y crecimiento para afrontar esta nueva etapa, donde no solo se ha centrado en su trabajo como solista, sino que también se ha encargado de “persistir” con Tus Amigos Nuevos y colaborar en otros proyectos musicales y audiovisuales.
En músicachilena.cl hablamos largo y tendido con Diego sobre las vicisitudes de su recorrido en la música y nos detuvimos en los detalles de este lanzamiento y álbum que nos trae canciones como ‘Si po’, ‘Billete de Luca’ y ‘Me Voy a Valparaíso’. También conversamos de su relación con Erlend Øye, su colaboración para la banda sonora de Extrañas Criaturas, del regreso de Tus Amigos Nuevos y acerca de su permanente trabajo en el Sello Uva Robot.
*Fotos por Domingo Kleid
Diego, acabas de publicar “De algo hay que morir”. Tu tercer disco de 17 temas, todos inéditos. Es un inmenso trabajo al que imaginamos, dedicaste mucho tiempo, por lo que debe ser muy difícil resumirlo.. pero en palabras simples, ¿Cómo describes este álbum?
Suena muy literal y un poco obvio pero me parece que es un disco de canciones, que significa eso para mí, que a diferencia del disco anterior en donde estaba experimentando con sonidos, atmósferas y distintas aproximaciones a la producción, en este disco tuve la posibilidad por primera vez, en mi desempeño como músico, o en lo que se podría llamar mi carrera, de tocar mucho en vivo, como solista. Una situación a la que llegué gracias al disco anterior, Pino, porque antes de eso tocaba más en vivo con Tus Amigos Nuevos. Y al tocar más en vivo, como solista, pude no solamente presentar las canciones de Pino, sino también empezar a probar canciones que estaba inventando en ese momento y eso me llevó a poder componer un disco con experiencia en vivo, con experiencia de foguear las canciones y entenderlas de una manera más profunda que antes en lo que tiene relación a la estructura de la canción. No es que en este disco las canciones tengan una estructura más estándar, pero sí hay mucho mas ahínco en cómo la estructura en que una canción se desarrolla, la manera en que se presentan los elementos, narrativos y musicales, fueron probados en el laboratorio del escenario. Por eso yo diría que es un disco de canciones y se siente de esa forma también. Son 17, de las cuales hay dos introducciones o pasajes, pero las demás son canciones que para mí tienen una importancia similar y que responden a mí manera de entender la artesanía de la composición mucho más experimentada que antes y me siento muy orgulloso y muy contento de poder haber tenido la posibilidad de ocupar esa misma experiencia del escenario complementada con la experiencia que gané trabajando en la producción de discos como el de Niña Tormenta, Chini and the Technicians o de Rosario Alfonso. Entonces, la experiencia de trabajar con canciones que ya había probado en vivo, pero además teniendo la posibilidad de aplicar ciertos conocimientos de producción, hizo finalmente que estas fueran las mejores canciones que podía crear en este momento. No sé si serán buenas o malas, pero fue lo mejor que pude hacer.
Diego, y en ese sentido, el disco sigue un hilo conductor, las canciones forman parte de una gran historia o cada track, cada tema, tiene un significado en particular.
Todo track tiene un significado particular. Siento que, tomando un poco de distancia respecto a lo que dice el disco, hay ciertos temas que son recurrentes y que para mí eran muy difíciles de abordar en el pasado. Canciones a las que quizás les tenían ganas hace tiempo, pero no me sentía cómodo, o no me sentía con las suficientes herramientas como compositor o como productor para abordarlas y ahora sí me siento más cómodo, aunque no creo que haya llegado el fin del camino y estas sean las canciones definitivas sobre esos temas que probablemente van a volver. Pero sí es un disco que tiene muchas canciones que abordan sentimientos más desagradables, por ejemplo, en comparación al disco Pino en donde por primera vez pude hacer canciones de amor, que también es un tema al que le hice mucho el quite. Siempre me pareció que cuando trataba de hacer una canción de amor me resultaba muy melosa, muy cursi y si no me gustaba a mí, menos le iba a gustar a otra persona. En Pino logré quizás hacer un par de canciones de amor y salir airoso, o al menos que me siguen gustando hasta el día de hoy. En este caso, pude abordar canciones sobre odio, muerte o ansiedad, agregándole mucho sentido del humor y no necesariamente abordándolas desde una perspectiva de víctima, ya que en este disco no he tenido, creo, o espero, una posición de superioridad moral, sino de reconocer en mí y en mi entorno o en las cosas que he visto y he sido testigo, ciertos sentimientos que para mí son muy poderosos y se pueden exorcizar a través de la música y en canciones como “Sin otro particular se despide”, “Mierda”, “Sipo” o “Billeta de Luca”, donde existe una doble premisa cuando parecieran tratarse de una cosa, pero hay un segundo asunto subyacente que no elimina el anterior o lo contradice, pero sí lo complementa de una manera en que, por ejemplo, una vez que ya entraste muy alegre a una canción, y ya estás adentro, se cierran las puertas y quedas en un lugar que, no es que sea negativo o cruel, pero sí te hace involucrarte con sentimientos que probablemente si se presentaran de manera inmediata y no tuvieran sentido del humor, baile o sensualidad serían más difíciles enganchar. Entonces, traté de abordar temas que son serios, en cierta medida, de la manera más, no irresponsable ni a la ligera, pero sí más espontánea, cercana y vulnerable.
¡Es un título muy atractivo! ¿Algún significado en especial?, ¿Lo pensaste así en relación al disco?, ¿lo definiste antes o después?
Sí (risas), es una frase que me escuché diciendo muchas veces. Es una frase que me parece muy chilena por una parte porque tiene esta sensación un poco pesimista, pero que resuelve muchas cosas. Si alguien te dice “ey no puedes hacer eso”, tú puedes responder “bueno, de algo hay que morir”, porque efectivamente no es una sorpresa que todos nos vamos a morir en algún momento y nos vamos a morir de algo, pero me parece que el morirse, ya sea por una enfermedad o por un accidente, que deberían ser la razones más probables de la muerte de una persona, o de la propia muerte que uno puede llegar a tener en el futuro, no necesariamente es la que se indica con esa frase. A lo que apunta esa frase es lo que haces viviendo y que finalmente termina siendo testigo del término de tu vida. “De algo hay que morir”, bueno la música es algo por lo que a mí me parece vale la pena morir. También tiene que ver con el hecho de que la musica para mí, el hacer canciones, fue algo que entre comillas accidental, no era mi sueño desde pequeño, sino que se dio por una serie de circunstancias muy afortunadas para mí, porque me gusta mucho hacer esto, no lo sabía, pero me gusta mucho, y de un tiempo a esta parte me he reconocido aceptando el hecho de que algo que no sabía que podía hacer bien o me identificaba es finalmente lo que me permite trabajar, crecer, aprender. Y eso es la música, entonces reconocerme como músico es algo que también incluye esa frase. Si “de algo hay que morir”, entonces voy a morir de esto.
Diego, y en relación a ese aprendizaje, han pasado tres años desde “Pino”, tu segundo disco en 2016. Si nos pusieras relatar cómo ha sido el camino tras esa producción y cómo esa experiencia puede estar vinculada a la creación de este nuevo material.
Yo creo que fueron en general muchas consecuencias positivas para mí, las que trajo ese disco. Cuando lo tocaba, más gente iba a los conciertos y eso no es algo poco, porque yo ya llevaba bastante tiempo tocando antes de hacer ese disco y como muchos otros pasé por momentos donde a un concierto no iba nadie. Es importante mencionar que hasta ese momento yo no trabajaba exclusivamente en la música. Yo soy profesor de artes visuales, hacía clase en la universidad, talleres y trabajaba también como ilustrador y diseñador, y en mis tiempos libres, entre comillas, porque eran tiempos de todas formas muy importantes para mí, que me los tomaba muy enserio, hacía música. Pino lo que hizo en cierta medida fue obligarme a tener que dejar las otras cosas y empezar a hacerme cargo de algo que, si bien hace tiempo ya sentía que me satisfacía creativamente, sentía que había alcanzado el suficiente reconocimiento que hubiese querido tener. A mí me bastaba que las canciones fueran bien recibidas y poder organizar cosas pequeñas, me parecía super bien, pero con Pino empezó a agrandarse algo que fue muy lindo que se agrandara porque aún hay cierta tolerancia al crecimiento de un proyecto sin que este proyecto se vuelva inabarcable o que las demandas sean demasiado perversas. Me parece que Pino me permitió tener un lugar donde acudir para crecer como músico y profundizar mis inquietudes creativas con mayor apoyo, con mayores certezas y eso a su vez me ayudó, por ejemplo, a hacer un disco como De algo hay que morir.
En paralelo a tu proyecto solista, con Tus Amigos Nuevos lanzaste “Persisten”, su también tercer disco. ¿Cómo se compatibilizan los tiempos que le inviertes a cada proyecto?, ¿Es el mismo Diego de la banda al que trabaja en solitario?
Creo que, desarrollando la respuesta a esa pregunta, si es el mismo Diego, el que trabaja como solista al que está en Tus Amigos Nuevos, pienso que sí, lo que pasa y la gran diferencia es que en mi proyecto solista principalmente estoy yo tomando las decisiones. Recibo colaboraciones, pero yo tomo las decisiones. Ese Diego, me siento un poco raro diciéndolo (risas), es el mismo que está en Tus Amigos Nuevos, con la diferencia que ahí cada uno vale lo mismo, entonces, mis inquietudes, que son las mismas que tengo en mis trabajos solistas, en Tus Amigos Nuevos están puestas al servicio de la combinación que se genera con otras tres individualidades y otras tres inquietudes creativas que son muy distintas a las mías, pero que yo admiro y valoro mucho, precisamente porque la combinación de los cuatro genera un resultado que ninguno por separado podría lograr o quisiera lograr, pero que al hacerlo nos gusta a todos por igual. A mí me parece que el disco Persisten incluso me gusta más que el mío precisamente porque me sorprende más, me siento tres pasos más atrás para ver el panorama, entonces disfruto mucho de las cosas que hizo Manu (Del Valle), mucho de las cosas que hizo Leo (Salinas) y mucho de las cosas que hizo Javier (Chorbadjian), al no tener la nariz tan cerca de esos arreglos, melodías o letras. Muchas veces en el trabajo de solita el árbol no te deja ver el bosque. El disco Persisten también me es muy atractivo porque es algo que es fruto de una amistad y de una creación creativa muy importante para mí. Por tanto, en cuanto al tiempo, cómo hacer convivir ambos proyectos entiendo que es una dificultad, entiendo que no siempre es tan fácil lograr estar siendo lo más productivo posible en ambos proyectos por, precisamente, intentar estar a la altura de ambos. De todos modos, creo que la dificultas que le da mi trabajo solista es mínima en comparación a las dificultadas que surgen desde otro orden de cosas, como por ejemplo el trabajo del resto de Tus Amigos Nuevos, la dificultad intrínseca de hacer musica en Chile y en general en un sistema donde el objetivo es generar bienes de consumo y creo que en nuestro caso, el habernos demorado con Tus amigos nuevos en hacer este disco, todo el tiempo que nos demoramos, hace que es muy evidente que hemos perdido cierto interés de, no creo que de la gente que realmente le gusta nuestra música, pero sí de la prensa, de medios, de lazos laborales que nos permitan por ejemplo tener el mismo nivel de productividad que teníamos cuando tocamos en LollaPalooza, pero el tratar de mantener eso en contra o a costa de la honestidad creativa a mí no me convence y estoy seguro de que ni a Manu, Javier o a Leo les atrae en lo absoluto.
Diego, volviendo a De algo hay que morir, su lanzamiento está agendado para el 25 de octubre en Matucana 100, un lugar que conoces muy bien y donde ya se agostaron todas las entradas ¿Con qué se va a encontrar al público que vaya a verte ese día?
La gente se va a encontrar con esas canciones del disco, pero también tengo muchas ganas de generar una atmosfera íntima y cercana y creo que el teatro principal de Matucana 100 es perfecto para eso, porque tiene una buena convocatoria y es un lugar muy cómodo para mí. Me gustaría repasar cosas de otros momentos de mi carrera o de los proyectos en los que he participado. Me ha picado el bichito de revisar ciertas canciones antiguas que creo hoy tienen más sentido que nunca presentarlas en vivo, por lo tanto, va a ser un concierto muy generoso en lo que respecta a canciones y momentos de lo que afortunadamente he podido hacer durante todo este tiempo. Va a haber invitados, pero va a ser un concierto muy íntimo y muy próximo al público, voy a tratar de que Matucana 100 en la medida de lo posible se parezca a un living de una casa, que es donde yo comencé a tocar.
Diego, apropósito de esos invitados, desde tus inicios has tenido un sentido de la colaboración musical bien presente en tu música. Esta no es la excepción. Cuéntanos por favor qué significa para ti el trabajar con más artistas y cuántos de ellos te acompañaron en este trabajo.
Para mí la música tiene sentido en la medida que es una aventura colectiva. La colaboración es lo que me terminó de enamorar de este lenguaje, a diferencia de dibujar que es algo que me apasiona muchísimo y que es algo de donde yo vengo, la gran diferencia del lenguaje del dibujo o de la historieta, por ejemplo, tiene que ver precisamente con que al hacer musica, incluso como solista, uno siempre está en contacto y en diálogo con otra persona, con quién estás tocando y a quién le estás tocando y yo me alimento de esa energía y el sello Uva Robot en el que yo vengo trabajando hace ya bastante tiempo, todo lo que hemos logrado ha sido precisamente de la colaboración, del diálogo entre pares y si te fijas en la lista de colaboraciones que hay en el disco de Algo hay que morir, exceptuando, por ejemplo, Erlend Øye, todos son pares. No son ganchos que podrían ser convenientes en términos comunicacionales. Yo no colaboro con Erlend pensando que puede ser un gancho promocional, pero entiendo que la figura de Erlend es muy poderosa y tiene un arrastre que por supuesto va a hacer que una canción con él llame la atención de gente que quizás sin Erlend Øye no se habría interesado en mi música y estoy muy agradecido eso, pero mi razón para colaborar con él es la misma que él tuvo para invitarnos a abrir su shows en Alemania. Hay una afinidad musical con él que es innegable y una manera de ver la música que es muy complementaria, y es desde ahí donde nace esa amistad. Pero la razón por la cual destaco que Erlend puede ser una luz que podría alumbrar el camino a la oscuridad que es para mucha gente mi música, el resto de las colaboraciones no nacen ni mueren en la conveniencia sino en la compañía desde los inicios, de la hermandad que tenemos con Chini, con Rosario, con Tiare Galaz (Niña Tormenta) con quienes no solamente trabajamos arriba del escenario, sino también abajo en el Sello Uva Robot, lo mismo con Simón Campusano con quien, si bien no somos exactamente de la misma generación, él es alguien con quien he podido aprender muchísimo y lo considero un amigo muy cercano, lo que justifica el amor que le tengo a la música precisamente porque me ha acercado a gente tan genial como él o como el resto de los colaboradores del disco.
Diego, estuviste en Europa hace poco presentando la banda sonora que hiciste de “Extrañas Criaturas”. ¿Cómo fue esa experiencia?
Sí, estuve presentando la banda sonora en el festival de cine FIDMarseille en Marsella, Francia, de este cortometraje que dirigió Cristóbal León y Cristina Sitja, quienes me pidieron hacerles no solo la banda sonora sino también el diseño de sonido de ese cortometraje. El diseño de sonido está hecho con un técnica que se llama Mickey Mousing, no le inventé yo el nombre (risas), no me parece el mejor nombre, pero se entiende de dónde viene, porque hace referencia a las películas tempranas de Walt Disney, donde aparecía Mickey y el sonido respondía a los movimientos de los personajes , ósea, cada vez que caminaba un personaje, algún instrumento, por ejemplo, un cello, hacía el sonido de los pasos en una gran composición, que suena casi a música concreta, pero puesta en función de una imagen. Me parece muy entretenido. Todos tenemos en algún lugar de la cabeza o de nuestro corazón algún cortometraje o largomertaje que tenga ese tratamiento musical y es una técnica que hoy por hoy está un poco en desuso, pero es muy interesante abordarla y yo aprendí mucho, fue una propuesta de Cristóbal que yo hiciera una banda sonora que respondiera a los movimientos de los personajes, pero con instrumentos dañados con creativos, artísticos y plásticos. Entonces el resultado es que pareciera ser una película que transmite al pasado, pero con técnicas que no son filtros de grabación análoga, sino que son intervenciones reales que ejercimos sobre el material. Ganó hace muy poquito mejor cortometraje en Sanfic, así que para mí es un honor haber participado en ese proyecto. Para mí hacer soundstrack me llama mucho la atención, este es el segundo que hago después de la película Educación Física de Pablo Cerda y espero tener la oportunidad de seguir haciendo.
Diego, qué viene para el futuro. Es muy prematuro quizás hablar de esto, pero ¿tienes algo en mente? O con Uva Robot, el trabajo en el sello.
Bueno, hace poco estuvimos lanzando el disco Lo Primero de Rosario Alfonso, que fue un hito muy importante para ella y es una de las cosas en las que estamos trabajando como Sello Uva Robot, donde Tiare Galaz como gestora ha sido capaz de concretar ideas que van más allá de la música y tiene que ver con la producción y llevar este arte a distintos lugares más allá de los discos. Lo mismo con mí lanzamiento en Matucana 100, que es un concierto que ella está coordinando. Y paralelo a estos dos lanzamientos, estamos trabajando en la próxima publicación del disco de Saltador, que es una banda de San Miguel que a nosotros nos gusta mucho y que tienen un disco entremanos que está buenísimo y que comulga mucho con los intereses de los artistas que hasta ahora han definido el tono de Uva Robot en que la musica se aborda, pero desde otro vereda que es muy valiosa. Es una banda muy interesante.